jueves, 2 de julio de 2009

Jorge Dávila Vázquez



Enrique Estuardo Álvarez es de esos pintores infatigables, inagotables y capaces de trabajar hasta en sueños. Su bello nuevo proyecto QUILAGO, parte de una evocación casi mítica: la de la mujer que debe asumir el liderazgo de su pueblo, en la ausencia definitiva de su compañero; la de la cacica de Cochasquí, que es el punto de referencia del inmenso conjunto de retratos de mujeres, que hoy colman el quehacer del artista.
Un resplandor de sol emana del personaje legendario y se vuelve arco iris de grandes dimensiones en esta exposición, que oscila entre el realismo conmovedor y el neo-expresionismo, agresivo y vital.
Álvarez tiene presente en la realización total de la muestra la idea de la pasión femenina, del valor, de la ternura, de la fuerza, pero, a veces también, de la desolación, la edad, los varios y diversos dolores de la vida humana, captándolos todos, con un extraordinario virtuosismo en la expresión de los personajes, a los que no solo va retratando, sino rindiendo un homenaje de artista y de ser humano, respetuoso y solidario.

No hay comentarios:

Publicar un comentario